artículos

Vivir con un bóxer

11.03.2014 19:56

Bóxer en inglés significa boxeador. Y nada más apropiado para definir a esta raza canina, juguetona y saltarina, cuyo movimiento de patas, ágil y nervioso, recuerda el juego de piernas de un boxeador. Su compañía parece decirnos siempre: "ven, juega, salta conmigo, la vida no es sino fiesta y alegría, no hay tiempo para la pena ni motivo para la soledad". Si tu bóxer pudiera hablarte, sin duda alguna, te diría algo así.

Quiénes son los bóxer

.

Son perros imponentes para algunos, de pelo corto, cuerpo grande y esbelto, largas patas y cabeza prominente. Su rostro, en apariencia, es fiero, impenetrable, pero quizás pocas miradas caninas sean tan tiernas y alegres como la mirada de un bóxer. Su hocico chato se envuelve en los lados con dos mofletes colgantes que le dan ese aire triste que equilibra con melancolía sus chispeantes ojos llenos de vida. Pacientes con nuestros deseos, tienen el don de saber proteger a los niños y defender con feracidad su territorio. Amigos del juego y del alboroto, saltan como felinos, y son capaces de perseguir una pelota o una piedra hasta la extenuación. Si una cosa ama un bóxer es el juego y el cariño. No hay nada más bello que ver a un bóxer saltando en el campo. No hay nada que entristezca más a un bóxer que la soledad.

 

Su raíz de guerreros.

Este perro es el resultado de muchos años de cruces entre algunas pocas razas imponentes. Sus abuelos genéticos sí fueron entrenados para la lucha y la defensa feroz, pero el bóxer es el resultado del más bello intento de "dulcificación" de unos perros que resultaron demasiado fieros. Eran guerreros natos a los que faltaba el encanto de lo tranquilo, héroes que no eran capaces de soportar su propia leyenda, depredadores feroces sin alma y sin razón. Por eso nació nuestro amigo, el bóxer.

Él conserva lo mejor de aquellos guerreros despiadados: la fuerza y la feracidad para la defensa, pero curiosamente la disfrutamos en ellos transformada en vitalidad que no aplican sino para el juego y la absoluta necesidad. Hay quien los define como unos eternos cachorros con el corazón de león, que solo utilizan su fuerza y su potencial de guerra en el caso extremo de que ellos crean que deben defender a su territorio o a su amo. El resto, todo es verlos crecer con sus enormes orejas flotando al viento mientras juegan tras una pelota, todo es acariciar sus lomos y sus barrigas mientras deshechos de gusto te devuelven en agradecimiento la mirada más seductora.

Todo es verlos gruñir pavoneando su porte de caballeros caninos y marcarse el territorio, macho contra macho, en un juego de defensa tan antiguo como el mundo. Todo es disfrutar de unas hembras amantísimas lamiendo a sus cachorritos, ver crecer en sus pechos esos colores blancos, entretejidos con sus oscuros lomos o sus pieles brillantes color canela o atigradas. Todo es saber que en nuestra vida se nos coló un magnífico compañero que tiene muchas cosas que enseñarnos. La primera, regalarnos esa mirada de miel que nos habla de su lealtad o esos hocicos que nos buscan permanentemente y cuyo único deseo en el mundo es estar con nosotros.

Saber entenderles.

Dicen que los bóxer son los mejores guardianes de niños. Quizás ningún perro se parezca tanto a ellos. Sus elegantes formas y su bello rostro se camuflan en desgarbados pasos, nerviosos y danzarines, que nos recuerdan continuamente que solo quieren jugar. Como los niños, no buscan destrezas ni complicaciones, como los niños, lo único que buscan es el sol, la compañía, el día entero por delante, cazar y perseguir, buscar y encontrar, y la dosis más grande que se pueda pedir de cariño. Nada menos. Y nada más.

En esta complicidad, en este intercambio de olores, miradas, y claro que sí, pensamientos, el ser humano y la especie canina dan y reciben por igual. Cuando el hombre quiere al perro y el perro al hombre, brota una magia que ya nada ni nadie pueden cerrar. Quien tenga ahora mismo un bóxer que reafirme si sus cálidos ojos de miel no se le quedan prendidos en la retina, también, durante mucho tiempo después de la despedida diaria. Como los niños, cuando nos dejan descuidadamente su puño cerrado en nuestra mano abierta para que siempre volvamos. Igual que un héroe guerrero que nos incita a la amistad. Igual que un confiado cachorro de león en nuestra rutina.

 

 

 

  •  

 

 

Zombis, los muertos vivientes del capitalismo

11.03.2014 19:55

Todas las épocas tienen sus mitos y sus misterios, y todas las culturas engendran sus propios monstruos. Al igual que el Romanticismo y la caída de la aristocracia del XIX gestaron el hermoso y controvertido mito de los vampiros, la sociedad norteamericana con el triunfo del capitalismo, ha mezclado en su seno una antigua raíz que enlaza ancestrales costumbres esclavistas con perspicaces trucos ejercidos por la clase dirigente, que atonta a los ciudadanos y consigue que, sin voluntad sobre sí mismos, adopten con facilidad extrema los requeridos ardores de consumismo.

 

El sometimiento por la aniquilación de la voluntad

Es bien sabido que no hay forma más elemental de dominio que someter a través del pensamiento. Anular una voluntad es el más precario de los instintos para apoderarse de lo robado y la forma de alienación más segura practicada en todas las épocas en sociedad.

Cuando la Inquisición católica desplegó la persecución que desplegó contra las brujas, lo primero que hizo fue alimentar historias para que el mismo pueblo tomara a aquellos verdugos por verdaderos liberadores del mal social. Lo que menos importaba eran las víctimas que se llevara inocentemente por delante; lo verdaderamente importante era la leyenda que para sus fines, les ascendía al poder.

 

Los esclavos de Haití, los primeros zombis

Desde el mar Caribe, concretamente en Haití, se registran leyendas que hablan sobre crueles formas de quitarles la voluntad a los esclavos negros y conseguir que no se rebelen. Basándose en ellas, existe una película de los primeros tiempos del cine, el año 1932, titulada "Yo anduve con un zombi". La idiotez, la falta de sensibilidad y de inteligencia son la acusación y la norma con la que trabajan aquellos que buscan mano de obra a destajo sin libertad.

Orígenes del cine zombi

Sobre los orígenes de los zombis, estos atontados sociales, se conoce otra película bastante más actual, de 1988, llamada "La serpiente y el arco iris", en la que una empresa norteamericana contrata a un científico para que vaya a Haití a la búsqueda de una droga que paraliza a las personas y las convierte en una especie de muertos vivientes.

La magia negra, tan utilizada y temida por aquellos parajes, se torna en la culpable, exhibiendo unas fauces que ocultan la realidad, el control ejercido por esta empresa que acaricia sus sucios deseos desde el interior.

 

George Romero y "La noche de los muertos vivientes"

A partir de ahí, el tema zombi encuentra su cauce en el cine, y llega a su apogeo de la mano de un director, George Romero, quien sabrá crear para la gran pantalla el mito del zombi moderno, tal como se entiende en la actualidad.

Su película "La noche de los muertos vivientes", ambientada en la América profunda, exhibe la existencia de un virus, del cual no se sabe el origen. Aquellos que son infectados por él, contagian a los demás a través de los fluidos corporales, pasando de un ser infectado a otro sano, pudiendo llegar a la completa aniquilación de la sociedad.

En cada ser infectado, tiene lugar una transformación, la verdadera identidad llega a morir con dolor y desaparece del mundo, pero después sobreviene un resurgimiento, un nuevo ser igual a él le resucita dentro, y solo tiene un fin: alimentarse para conservar esa vida, infectando, como le hicieran a él, con la alienación.

 

Los monstruos del capitalismo

Al zombi el único instinto que le queda es seguir vivo, pero no tiene en absoluto ningún tipo de voluntad. Es el monstruo del capitalismo, que acude a los supermercados para salvar su precario afán de supervivencia, sin saber por qué busca, por qué muerde o por qué infecta con su venenosa, pero dormida voluntad. Es el muerto en vida, el tonto peligro, la más dramática y patética forma de la soledad.

Resident Evil, Apocalipsis Z

En los años 80 se puso de moda este mito, apareciendo desde entonces, todo un universo de películas, trilogías y libros, al servicio de todos los gustos. Desde historias alimentadas al borde de videojuegos, como es el caso de "Resident Evil", hasta reediciones de clásicos retomados con tema zombi, que dan lugar a extrañas mescolanzas de espacio y tiempo. De la literatura también se alimenta este cadavérico mundo de manera cada vez más sangrienta y espectacular.

En España, la referencia más notoria es la de "Apocalipsis Z" del gallego Manel Loureiro, en cuya historia están pensando Paco Plaza y Jaume Balagueró, los directores de "Rec", para crear una pequeña serie.

La sociedad consumista está recogiendo sus frutos. El cine cada día gesta más películas que hablan de fines terrestres apocalípticos, infectados que contagian a cada vez más miembros de la sociedad. Decadencia y muerte en vida para el cambio de un siglo que grita a través de un monstruo al que borraron el corazón y la voluntad y emborronaron con una trampa su libertad.

 

 

Vampiro, la transmisión de la vida eterna a través del sexo

11.03.2014 19:54

La pasión desenfrenada por la vida y la búsqueda de eternidad son privilegios del deseo acariciados por la totalidad de los mortales. Con la pervivencia de la especie a través del sexo y la transmisión de la propia sangre a la siguiente generación, se produce una profunda e interesante fusión de la eternidad con el deseo sexual que sienta las bases en el subconsciente colectivo de uno de los mitos más seductores y primigenios que ha dado el cine y la literatura: el vampiro.

La sangre y el sexo como portadores de vida.

Desde los tiempos más antiguos, la seducción y la eternidad quedan ligadas a la sangre, que se convierte en portadora de vida y el acto de transmitir esa sangre, el fatídico mordisco del deseo, en metáfora del dolor y frontera del mundo de los vivos al mundo de los vampiros, el mundo de los no muertos.

Con el acto sexual se alcanza otra dimensión, se acaricia un pedazo de eternidad, y el mordisco transmisor de lo eterno queda ligado, en su asesino instinto, con lo perverso y lo demoníaco, pues hace morir algo para resucitarlo en otra dimensión.

 

Súcubos, antecedentes de las vampiresas.

Estas ideas colectivas básicas, hacen despertar leyendas protagonizadas por hombres y por mujeres que, desde el mundo de los no muertos visitan a los vivos en la noche, se adentran en sus sueños y seduciéndoles, se alimentan de un pedazo de su vida, poseyéndoles sexualmente. Son los mitos de los súcubos y los íncubos, aunque son más frecuentes los primeros, mujeres ardientes, de hermosa naturaleza que con su pasión y su belleza, arrancan de cuajo, noche a noche, la vida de sus amantes, transportándoles a un mundo cercano a la brujería.

A partir de ahí nace el mito primigenio de la mujer fatal, la vampiresa, la que seduce, como un demonio femenino al hombre, para chuparle a trozos el corazón. De ella arranca todo un repertorio de heroínas que, hasta el romanticismo, con su profundo cambio de estética y alma, tendrán que permanecer malditas. Desde la misma Eva del Antiguo Testamento, hasta la cruel princesa húngara, Isabel Bathory; la bella Lilith; o la novia blanca japonesa quien, enfundada en su seductor vestido de nieve, adormecía a los hombres con su mordisco de hielo, y ya cercanos al sueño, los adentraba en la muerte.

Los no muertos y su leyenda.

Son los mitos de los que no están del todo vivos y aún no están muertos; los que, colgados de una belleza antigua y compleja, no se adaptan a ninguno de los mundos, vagando siempre por ambos. Son los que buscando la eternidad, encontraron la frontera de la noche y la habitaron.

Los vampiros en el Romanticismo.

De esta manera se gestó un monstruo nuevo. La belleza de la leyenda la destilará el Romanticismo, cuando la decadencia de la aristocracia arrastre la figura del escritor que tampoco encuentra su sitio en el mundo, y vive, como el vampiro, eternamente vagando sin rumbo. Es el grupo de Lord Byron y su amigo Shelley; es Oscar Wilde y su retrato de Dorian Grey; es Bram Stoker y su sincrética creación de Drácula; son Baudelaire y todos los poetas malditos, ligados a lo demoníaco.

El siglo XIX cambia la estética del vampiro. A partir de un relato de Polidori, el médico de Lord Byron, se conoce un personaje que chupaba la sangre de sus víctimas o amantes, para, alimentándose de ella, poder pervivir. Con esta leyenda, se recoge la antigua idea de fagocitar vida para conservar vida, y el vampiro queda enlazado al amante insatisfecho que goza con su seducción, y continuamente busca sangre, que es la vida, para calmar su sed.

 

Drácula.

Este mito será fundido por Bram Stocker en su libro Drácula, ligando la leyenda del vampiro hombre con una serie de leyendas que duermen en la tradición rumana sobre un príncipe, Vlad Drácula, especialmente sanguinario, del que se contaba que se alimentaba de la sangre de sus enemigos los turcos. La leyenda, tal como se conoce en la actualidad, está servida. Muchas son las culturas que alimentan historias sobre brujas que chupan la sangre de niños para tomar su juventud; hombres monstruosos que hechizan a las mujeres con sus encantadores modales, su elegancia y su masculina belleza nimbada de secretos que hablan de otros mundos, para chuparles la sangre después.

La sangre es la vida.

El beso o mordisco de amor se convierte en el arma de seducción más temida y más deseada, y el ángel caído o demonio, cobra a través de ellos un alma que, aunque no es apreciada por muchos, ni comprendida, les pertenece.

El mito del vampiro es el mito de don Juan, el amante insatisfecho, el que maneja a la perfección el arma secreta de la seducción y hace de su pericia un arte, una filosofía de vida, un elegante y triste secreto de belleza y una invitación a la eternidad.

 

 

 

 

Noche de San Juan, magia, sombra y fuego

11.03.2014 19:53

Desde tiempos remotos, esta noche ha quedado en el subconsciente colectivo como la noche en la que nace la sombra, frente a la noche del 24 de diciembre en la que nace la luz. Por este motivo, la noche de San Juan se asocia al punto de cambio en el que, desde el firmamento, la vida en la tierra penetra en el reinado de la sombra.

El sol se aleja de la Tierra

Del mismo modo que el nacimiento de la luz, la Navidad, tiene lugar en pleno invierno, con noches largas, frío y penumbra, el nacimiento de la sombra tiene lugar en pleno verano, recién estrenado el calor, cuando los días brillan de luz y la vida se presenta contradictoriamente como una rosa abierta de belleza y vitalidad.

 

La noche panteísta de la sombra

Desde las más remotas raíces celtas, pasando por las creencias panteístas y las divinidades mitológicas enraizadas en alegorías de la naturaleza, la Noche de San Juan es la preferida por brujas y adoradores de la sombra.

Es la puerta al mundo de ultratumba, que trae la decadencia, la sequedad y la muerte, y es el punto de partida de un viaje hacia el interior de la oscuridad que llega a su punto culminante la noche otoñal del 31 de octubre, festividad de Todos los Santos o Noche de Halloween. A partir de este momento, el reinado de la sombra despliega todo su potencial, hasta la noche de Nochebuena en la que el ciclo reinicia su trayectoria y llega de nuevo la luz.

 

Fiesta en torno a la hoguera

El solsticio de verano es, pues, el punto de partida de la sombra, tan necesario en el universo como la luz. Los amantes de la naturaleza lo celebran de la misma forma que se celebra la Navidad, pero, al ser la sombra la puerta de la oscuridad, asociada a las tinieblas, las brumas, y la noche, ha generado en torno a sí un halo de respeto y hasta de miedo, gestando rituales, plegarias y sortilegios para alejar esa posible carga negativa que la sombra pueda arrastrar a su alrededor.

Por otra parte, la sombra también es asociada a cosas deseables para el hombre, como el conocimiento, que surge de la reflexión y la profundidad de pensamiento, o la generación de vida en el interior del útero, o el mundo interior del subsuelo con todo un universo bullente de vida o las mismas profundidades del océano.

Noche de brujas

Todo esto es aclamado y festejado por ancestrales rituales y fiestas que tienen sus raíces en la noche de los tiempos, como aquellas antiguas danzas de aquellas mal llamadas brujas, que en torno a una hoguera cantaban al despertar de la noche, un año más en el universo.

Si algo es la Noche de San Juan es el grito panteísta de una noche de purificación. En múltiples lugares de la Tierra se encienden hogueras en un intento de aplacar esa oscuridad que se acerca, y el fuego, que al igual que el agua, purifica y limpia, se convierte con su llama en portadora de luz, una luz que quiere seguir manteniéndose erguida, en un afán por conservar esa valiosa vida que es capaz de alumbrar.

 

Rituales mágicos

Son muchos los rituales con los que el hombre lucha por ahuyentar con el fuego la sombra que pueda invadir lentamente su corazón. Danzar en torno a la hoguera y cantar, como una oración, al igual que lo hacían los indios de Norteamérica, o escribir en un papel todo lo que se quiera eliminar de cada vida personal y arrojándolo a esa hoguera, dejar que el fuego lo consuma. Desde quemar muebles viejos o ropa que se asocie con lágrimas o con instintos bajos, hasta simplemente encender una vela en la casa y alejar con nuestro pensamiento, en profunda meditación, aquellas cosas que hieran y quieran eliminarse del interior.

En el norte de España, en Galicia, alejan los malos espíritus en torno a una queimada, bebida de aguardiente, limón y café, que calientan al fuego mientras entonan un cántico que espanta el mal de corazón.

Existen también rituales que emplean el agua como elemento purificador. Uno de ellos consiste en deshojar una rosa en un recipiente con agua y dejarla por la noche en el exterior; al día siguiente, los pétalos hablarán con la imagen de una inicial. Otro es echar en un recipiente con agua la clara de un huevo y dejarlo tapado por la noche en el exterior. Al día siguiente el agua mostrará un mensaje revelador.

La luna, espejo de luz que reina en la mítica noche, será la que mueva los hilos alrededor.

 

 

Noche de Halloween, la entrada en la oscuridad

11.03.2014 19:51

Desde tiempos ancestrales conocidos, y en la mayoría de las culturas, existe una noche especial dedicada a los antepasados. La fiesta del 31 de Octubre, la mítica Halloween de los irlandeses, y que los católicos celebran el 1 de Noviembre como el Día de Todos los Santos, arranca de antiguas concepciones universales en las que el hombre vivía más apegado a la naturaleza y a todo el universo cambiante que le rodeaba.

 

La fiesta del encuentro con los ancestros

Oriente y Occidente tienen celebraciones dedicadas a sus antepasados por todos los rincones del planeta. Desde China, que ha cultivado una religión, el Confucionismo, en la que se les rinde un culto sagrado, pasando por La India, las culturas africanas, escandinavas, persas, o los indígenas de Oceanía, todos coinciden en este afán por acercarse a esa línea fronteriza que enlaza con lo enigmático, con lo que existe en otra dimensión o en otro universo paralelo o simplemente con ese afán por comunicarse con la raíz de una realidad que se conoció.

Las culturas precristianas, como los Celtas, vivían atentos al lenguaje cotidiano de la naturaleza. Los cambios más insignificantes no les pasaban desapercibidos pues convivían con ella a cada instante, y esto les hacía sentir una parte integrante del universo común, generoso y cambiante, que les abría la mente, la sensibilidad y los sentidos.

El viaje hacia la luz, la Noche de Navidad

 

El juego de la luz y la sombra era para ellos tan trascendente y tan natural como la cosa más cotidiana del mundo actual. Vivían pendientes de los cambios de la luna, de las ráfagas de viento, de las destructoras tormentas y del sol. El universo era cíclico, eterno, el comienzo y el fin de las cosas se debatía en el círculo, pues todo lo que acababa volvía a empezar y lo que empezaba llevaba en sus entrañas el fin.

El viaje hacia la luz se iniciaba la noche de Navidad, en el solsticio de invierno. En ella había un momento en el que el círculo deshacía esa frontera y los días empezaban mágicamente a crecer, rompiendo el crecimiento de la oscuridad en el cielo. Por eso se asoció a la divinidad y se convirtió en la fiesta grande de la luz. La culminación llegaba con la Pascua, la gran fiesta de la primavera, cuando la flor reventaba y el huevo se abría.

 

El viaje hacia la sombra, la Noche de San Juan

El viaje contrario, el que llevaba a la oscuridad, tenía su arranque la Noche de San Juan, con el solsticio de verano. A partir de ese momento, los días empezaban mágicamente a disminuir y la sombra, por tanto, a crecer, rompiendo el crecimiento de la luz en el cielo. El reinado de la sombra comenzaba, y alcanzaba su culminación hacia la noche del último día de octubre, de nuestro calendario actual, el momento en el que se entraba verdaderamente en la sombra, la noche, la oscuridad y la muerte. Solo el solsticio de invierno tenía poder para volver a romper el hechizo, entrando otra vez en la Navidad.

Esta entrada en la oscuridad absoluta, la Noche de Halloween, se convertía en la entrada en la muerte. Abría para los humanos las puertas de lo incierto y lo sombrío, la época del año en la que se vivían las noches larguísimas de frío que incitaban al recogimiento y al pensamiento.

Con la sequedad de la naturaleza, el contacto con la muerte se hacía próximo, y en las leyendas fantásticas surgió el mito de la isla Avalón, la que, según el ciclo artúrico, se asociaba al conocimiento.

La isla de cristal

A esta isla acudían las sacerdotisas para formarse. En tiempos pretéritos se había llamado Ynis Witrin, la isla de cristal, porque se decía de ella ser transparente. Aparecía ante la vista humana y desaparecía, como fundiéndose en el espacio del mundo real. Su fruto sagrado era la manzana, símbolo por excelencia del conocimiento. Se ubicaba en el lugar donde hoy está Glastonbury en Inglaterra, y al igual que la muerte, dejaba tras su aparición una magia y un misterio, como cuando la vida se desvanece en el aire.

 

La frontera con la muerte

Aunque los celtas no están ya en el mundo, la noche de Halloween sigue dando paso a la oscuridad. Sigue siendo la puerta de entrada al recogimiento y al frío y el anuncio de que un año más, la naturaleza se secará. Se vuelve transparente lentamente cada brizna de vida que se transformará y desaparecerá.

La muerte sigue siendo un enigma y quien existe en el mundo real, se asoma al abismo desde donde los ancestros queridos le contemplan. Algo propio está ya al otro lado y desde allí tira suavemente del hilo, como una llamada cálida que penetra. Es la llamada de quien quiere conocer qué se esconde al fondo de ese abismo. La llamada del conocimiento y de la oscuridad profunda, atemporal y universal.

 

 

Las brujas en la Edad Media

11.03.2014 19:50

La figura de la bruja es aquella que se conoce desde la infancia, protagonista de muchos cuentos en los que suele aparecer como una mujer vieja y fea, de nariz prominente con alguna verruga, vestida de negro y portadora de un sombrero gigante y un buen puñado de odio y resentimiento hacia otros personajes que, curiosamente son mujeres también, o niñas, de gran belleza y juventud y portadoras de los sentimientos más nobles, contrarios a los de ella.

 

Las brujas de los cuentos de hadas

En estos cuentos, la bruja es a la vez poseedora de unos conocimientos prodigiosos que utiliza para hacer el mal y cargar de hechizos a estas niñas enemigas o utilizando sus poderes de transformación, engañarlas e incluso envenenarlas con alguna artimaña o pócima misteriosa hasta llegar a su aniquilación.

Lo que encierran estas leyendas es la creencia popular que existe desde la Edad Media de que las mujeres son el vínculo del mal, que su naturaleza está corrupta y que cuando una mujer posee conocimientos, los utiliza a favor de su maligna voluntad que, según la iglesia católica, está dirigida por el demonio.

Las hechiceras de la Antigüedad

 

Por el contrario, la maga, o la hechicera, es una figura admirada y temida en el mundo de la Antigüedad. La posesión de esos conocimientos las convierte en mujeres de poder y como Circe o Medea, son las que desvían el curso del tiempo y de los acontecimientos para que la historia que protagonizan se ciña por completo a su voluntad.

El hada Morgana, reina de Avalón

La entrada en el medievo entronca estos vínculos con tradiciones que tienen sus raíces en mitos celtas, como es el caso de los relatos del ciclo artúrico. En ellas, la mujer con conocimientos, la poseedora del saber, como el hada Morgana, discípula de Merlín y reina de la isla de Avalón, tiene el poder de curar y cambiar de forma, y aparece como la gran benefactora de su hermano, pero puede ser también su peor enemigo.

Se alude a ella como prototipo del carácter femenino, más profundo y revelador, que, mal entendido, la llevará a soportar la citada marca de "mala" e incluso "perversa" con la que se ha ensañado en acusarla la religión católica.

El nombre de Morgana, "nacida del mar", la vincula con la diosa Venus del mundo clásico, la gran diosa madre, hija del mismo Zeus, que comparte características con Isis, la diosa egipcia maga y con poder de transformación de la que parten todas la hechiceras o brujas de la historia.

 

Hechizos y pócimas

La mujer con conocimientos es envidiada por el hombre dado su carácter más profundo y su sed de curiosidad por el mundo. Suelen ser mujeres que viven en el campo y les ha sido transmitida de generación en generación una sabiduría sobre los poderes y propiedades de las plantas, la energía cósmica natural que yace entre todas las cosas vivientes. A su vez, la maternidad en sí mismas, les ha aportado una forma de mirar el mundo diferente de la de sus compañeros. Sienten más próxima la energía vital y la mortal, lo que les provoca un mayor deseo de conservar la primera y rechazar la última.

Muchos de aquellos bebedizos o pomadas utilizados para estos fines, denominados entonces como magia, en el siglo XVII pasaron a ser medicinas, y sus creadoras, las hechiceras, se convirtieron en químicos o farmacéuticos. La raíz "pharmakon" tiene, de hecho, el significado de "pócimas".

 

La persecución de la iglesia católica

La iglesia católica ha perseguido cruelmente a estas mujeres y ha levantado una serie de acusaciones, muchas veces hasta infundadas, contra estos seres que tenían un poder de sabiduría diferente al que se requería de ellas. La Inquisición ha levantado hogueras para quemarlas durante cientos de años, y al amor de ese fuego, no solo han ardido sus cuerpos sino también su filosofía, sus sentimientos y su potente vitalidad para comprender un mundo sorprendente, lleno de belleza, en el que las claves para prolongarla se encuentran en ellas mismas.

La cruel persecución ha dado paso a la leyenda con la nueva concepción del mundo que la propia ciencia ha traído, y de aquella Edad Media ha quedado un perfil de mujer que a lo largo del tiempo ha gestado la bruja ideal de hoy: la esencia de una mujer que ya no tiene por qué ser fea, ni vieja, ni mala, sino simplemente una mujer, una mujer sabia, como quiera que sean sus atributos particulares físicos y mentales, conocedora ancestral del entramado genético universal, protagonista de nuevos cuentos y nuevas leyendas en las que aparece como la eterna fantasía de los niños la soñó.

Una bruja bella y buena, de cuento de hadas, reveladora del secreto más seductor del mundo, aquel que habla de la creación y la conservación de la vida y sus energías. Aquel acostumbrado a la belleza. Y al dolor.

 

 

Las brujas, su magia y sus hechizos

11.03.2014 19:49

Para entender la brujería hay que mirar la vida de una forma diferente a como suelen marcar las pautas de la tradición, que etiquetan el mundo dentro de márgenes tan pequeños que nada tienen que ver con la mal llamada "realidad" por el mundo básico. Hay que comprenderla con una apertura de mente en toda su plenitud, como la concepción universal basada en materia y energías que componen y transforman continuamente la existencia de cada molécula y de cada ser.

 

Brujería y magia

La brujería y la magia se pierden en la noche de los tiempos y probablemente sea la concepción filosófica antropomórfica más primigenia. A partir de ella el hombre se pregunta por las causas que rigen el universo y tras esa duda, ese afán por la explicación de lo que no conoce, se afana en una búsqueda y un encuentro, que con los años, desarrollará el concepto que nombrará como ciencia.

Para aquello que existe y le maravilla, pero de lo cual no tiene explicación, dejará el mundo mágico.

 

La figura del mago

La palabra "magia" significa "ser capaz" en persa. Mago es el que "es capaz", el que "tiene el poder" para hacer algo. El mago de las primeras comunidades humanas, o aún en algunas tribus que perviven, es el sabio que puede compenetrarse con las energías positivas o negativas que rodean todo, y orientarlas hasta la consecución de sus fines. Es aquel que tiene un conocimiento y lo domina, como puede ser sanar a alguien a través de los beneficios que aportan las plantas, o conseguir la fusión total de dos elementos mediante la alquimia.

A lo largo de la historia, las ideas y los conceptos han ido cambiando y lo que en las sociedades avanzadas se denominaba magia hace unos años, hoy en día son casos perfectamente explicados por la lógica y la experiencia, y son llamados ciencia.

Así, la sed de conocimiento puede quedar etiquetada para figuras como los chamanes, que son como los médicos de ciertas tribus, o los santeros, de culturas provenientes de los esclavos, o los químicos o astrónomos de hoy.

Puede ser el conjunto de rituales encaminados para hacer el bien, a los que se llama magia blanca, o para hacer el mal, llamados magia negra.

 

La gran diosa madre gestadora del universo

Detrás de estas concepciones se esconde la genial abstracción de los antiguos dioses paganos, aquellos que protagonizaron las más hermosas leyendas mitológicas, prestando una forma adaptada al pensamiento humano para conceptos universales que tenían una frontera imposible de traspasar. Son la diosa y el dios panteístas. Las dos fuerzas que se compenetran y rigen el mundo.

Imitando su comportamiento en rituales, nacieron los ancestrales ritos paganos en los que, aunque había un dios masculino inspirador y dardo de vida, era la diosa femenina madre la que gestaba todo, de cuyo vientre, lentamente, brotaba el universo, desde su interior.

 

Las brujas, hijas de la diosa

Así nació el concepto del gran poder natural femenino, y sus hijas, las herederas terrestres de esta energía universal generadora, fueron las portadoras de habilidades concretas, sedientas de conocimiento. Son las que, con el tiempo se llamaron brujas o güixas, sanadoras y conocedoras de pócimas, los prototipos de una cultura campestre y de bosque, de las que se decía que se reunían en cuevas, viajaban en escobas y celebraban aquelarres en los que se unían sexualmente con la figura del macho cabrío, símbolo masculino del impulso momentáneo, del empuje y del ardor vital.

Aquelarres y drogas

Estos aquelarres presentaban a la figura femenina como aquella que en la lentitud y en la oscuridad reinaba con su poder. Por eso la cueva se convirtió en el lugar predilecto de la diosa o de las brujas, remedando el interior del vientre femenino o más concretamente de su vagina. La unión sexual era concebida como algo divino, celebrada con un fantástico ritual cargado de vitales simbologías antiguas, distintas de las que se propagaron con la religión cristiana que vendrá después.

Los viajes en escoba

Estos rituales ancestrales tenían lugar en medio de un ambiente alegre de fiesta, como siguen celebrándose hoy en las tribus recónditas que perviven por tierras africanas o americanas. En ellos se tomaban sustancias provenientes de plantas que invocaban a la magia, a modo de las tradicionales drogas inhibidoras de todas las culturas. Estas drogas provocaban estados de transición o enajenamiento, a modo de vuelos, simulados por estos viajes en escoba en los que las brujas se abandonaban, teniendo en cuenta, además, que la escoba era un símbolo puramente femenino que evocaba las tareas de la casa, realizadas solo por mujeres en aquel entonces.

También escondía un símbolo fálico que recordaba el momento en el que, en brazos del macho cabrío, o dios primigenio masculino, la bruja llegaba, mentalmente, a evadirse, o volar.

La hechicera, con sus pócimas de caldero, será la bruja poseedora de conocimientos que introducirá este mundo en la ciudad.

 

 

 

El poder y la magia de las plantas

11.03.2014 19:48

Desde que el hombre camina con los ojos bien abiertos sobre la tierra no le ha pasado desapercibido el espléndido abanico de poderes que tienen las plantas. Desde el sencillo don de la belleza, por el cual la simple contemplación de algo bello le levanta el ánimo y le relaja el espíritu, hasta el interno poder que tienen las plantas como sustancias para sanar.

El secreto que encierra la savia

En cada rosa, en cada almendro, en cada flor de lavanda y en cada brizna de hierba reside el alma, en esencia, de cada elemento que le precedió. Como los animales, que van pasando de padres a hijos, a través de los genes, los conocimientos que les guiaron en su paso por la existencia, de igual modo las plantas transmiten en un proceso lento sus avances, de generación en generación. Dormir bajo la sombra de un roble, acariciar los pétalos de una rosa o beber una taza de mejorana nos cobijará como nos cobija una madre, en un abrazo de transmisión de ayuda, igual o superior a cualquier abrazo del mejor de nuestros amigos. No tenemos más que escuchar. Aprender. Ejercitar. Y vivir.

 

Acercarse con los sentidos

Después de la vista, para aprender a conocerlas y distinguirlas el siguiente de los sentidos que tendremos que ejercitar con ellas es el del oído. ¿No habéis escuchado nunca cómo silba el viento entre las hojas de cada planta? ¿No os habéis parado a pensar en lo diferente que suenan? Lo segundo en lo que habremos de fijarnos es en el olor. ¿Por qué la hierbabuena tiene un perfume tan agradable? No en vano, es de las plantas que más despiertan el deseo sexual. Como también lo hace la verbena, no por casualidad llamada la "hierba de Venus", cuyo secreto es combatir la impotencia y la frigidez.

Dicen que en la Edad Media el filtro de amor más usado utilizaba las flores y las hojas de la verbena ya secas, puestas a remojo un cuarto de hora en agua fría, dejándolo hervir un instante después.

 

Ellas tienen el remedio

Sabemos que el mundo actual no deja tiempo para estas preparaciones, pero quizás estemos gastando este preciado tesoro en cosas que en verdad no nos interesan tanto, y nos estemos engañando con toda impunidad. Porque no se tarda tanto en comer una manzana, y con ello estamos potenciando la fuerza de nuestro corazón. Buscamos tranquilidad que apacigüe las prisas en las que nos zambullimos sin saber que la tila, la amapola, la valeriana y la manzanilla nos relajan, mezcladas, hasta lo absoluto.

La tristeza la espanta el tomillo, como la camomila y la lavanda.

 

Persiguiendo la belleza

Buscamos la belleza en cremas y en inyecciones, operaciones y píldoras, que, a buen seguro, estarán muy bien, pero ¿nos hemos parado a observar lo bien que sientan ciertas costumbres a las mujeres, aparte de su sencillez y lo baratas que pueden llegar a ser?

Para dar luminosidad al rostro no hay nada como comer lechuga. El agua fría y el saúco son los mejores aliados para tener un pelo espectacular. La leche de pepino hervida limpia la piel; frotándonos con hammamelis nos quitaremos los granos; la hiedra proporciona los reflejos más lindos al cabello negro, y la camomila a los rubios. Para que el pelo crezca sano y fuerte la naranja es lo mejor; si queremos darle brillo, lo enjuagaremos con limón. El mejor laxante que existe es la canela, y para cortar el catarro, utilizaremos limón, miel, higos y menta. La calabaza cura las quemaduras, y la hierba de la salvia tranquiliza el corazón.

 

Persiguiendo el conocimiento

Hay plantas míticas, conocidas desde la más antigua oscuridad, preservado su poder exclusivamente a los seductores tratados botánicos ocultos en bibliotecas, como la mandrágora, cuyas propiedades parecen ser altamente gratificantes. La salvia es la mejor amiga para la matriz de la mujer. Las ideas absurdas se combaten con lúpulo, lavanda, valeriana y hojas de naranjo. Las ampollas se curan con hojas secas de hiedra; la tos y la ronquera, con el ajo. El sueño llega con leche tibia y angélica. La imaginación aumenta con el nenúfar...

La lista es abierta e infinita. De la misma materia que las piedras y las estrellas, las plantas nos completan y nos preservan de males. Ellas nos miman si las mimamos. Despiertan la magia del mundo. Perfuman el alma del ser.

 

 

El mundo de las brujas

11.03.2014 19:46

La creencia en la magia es tan antigua como lo es el ser humano. Se tiene conocimiento probado de su existencia ya desde la misma prehistoria. Es fácil imaginar sus comienzos cuando en la noche, mientras los otros dormían, al calor de la gruta e incitados por los recuerdos de la hoguera, hubiera momentos en los que cada hombre pensara en todo aquello que le maravillara y no comprendiese.

 

La raíz de lo mágico y lo maravilloso

Es fácil imaginarle sorprendido y buscando explicaciones, como es fácil también saber que en aquellos infantiles primeros encuentros con lo desconocido, alentado por el temor y en contacto continuo con la naturaleza, se acostumbrara a creer en misterios, y compusiera todo ese universo del que nacieron las brujas, los hechizos, los aquelarres, la magia.

Para comprender esta urdimbre, es imprescindible conocer el período en el que se desarrolló con más euforia, la Edad Media. Su profundo pensamiento se volcó en la simbología y en la más absoluta creencia en la magia.

 

Brujas y magas

Las brujas eran simplemente mujeres que poseían una serie de conocimientos a los que no podían acceder la mayoría de los mortales. El hombre que poseía estos conocimientos en aquella época no se codeaba con sus semejantes de la misma forma que lo hacía la mujer. Ellos eran conocidos como alquimistas o magos, y se aislaban en estancias especiales, pero trabajando para un amo de corte como consejero o médico.

En cambio, las mujeres, aparte de ser más en número, las que poseían estos conocimientos, vivían entre el pueblo, eso sí, aisladas en parajes solitarios donde tenían más fácil la búsqueda de sus raíces para fabricar mejunjes y pócimas, pero, conviviendo entre el pueblo, al que ofrecían sus servicios de forma más o menos secreta o particular.

La bruja recibe sus poderes como un don natural, frente a la maga que los recibe, como el hombre, a través de años de estudio y conocimiento. Tras la bruja se esconde el culto antiguo a la figura de la Gran Diosa Madre, con su mágica capacidad de gestación, transformadora del mundo.

En torno a ella hay ancestrales religiones basadas en esta unión mística con lo natural, hoy en día sigue existiendo la Wicca, que conserva ideas y ritos antiguos de brujería, recopilados en su texto sagrado, "El libro de las sombras".

 

Diferentes clases de brujas

Ya en la Edad Media había muchas clases de brujas que recibían distintos nombres según su especialidad, apariencia o procedencia, como las arpías, las druidesas, las lamias o las meigas. De todas ellas, creía el pueblo que eran ayudadas por demonios, y también se las asociaba a ciertos animales que las ayudaban a preparar sus pócimas y les daban compañía. Parte de sus naturalezas compartían atributos o características parecidas a las de las brujas, como las arañas, por su sigilo y su capacidad venenosa, los murciélagos y los gatos, por su nocturnidad y su misterio, o las lechuzas, símbolo de sabiduría desde la antigüedad.

 

Reuniones de brujas o aquelarres

Las brujas celebraban reuniones en las que intercambiaban recetas y conocimientos, entrenaban a las más jóvenes, cantaban y bailaban desnudas bajo la luz de la luna llena o creciente, invocando a la Diosa. Eran preciosos rituales de liberación, de gran energía vital y catarsis, en los que a veces tenían relaciones sexuales con sus parejas sobre la tierra, como ritual de fertilidad, en algo parecido a un homenaje al éxtasis sagrado de la vida como contenedora de magia, en la que la mujer tenía un poder mayor que el hombre, más lento pero más profundo.

Ella era la maga que transformaba o regeneraba el mundo mientras el macho, con su breve, aunque intenso papel, solo ayudaba. Estas ideas fueron transformándose con ideas occidentales de la religión cristiana, y en respuesta a ellas, surgió la llamada misa negra, un ritual en el que se celebraba una misa católica pero con todos los papeles y ritos invertidos, como contraataque a aquellos que les hicieron tanto daño a las brujas.

 

Elixires, pócimas y simbología medieval

Cuanto más anciana era la bruja, más conocimientos atesoraba y mayor era su sabiduría. Por eso eran más conocidas las viejas. Sabían hacer preparados extraordinarios, de gran poder, que con una sola gota hacían maravillas, eran los elixires. Las pócimas y los brebajes también tenían poderes sanadores o maravillosos, pero menos intensos.

Poseían grandes conocimientos en partos y embarazos, podían echar maldiciones, transformarse, y adivinar el futuro.

Creían en las energías invisibles para el ojo humano que rigen el mundo y pueden utilizarse con diversos fines. Para ellas eran sagrados los cuatro elementos que lo conforman: el aire, al que relacionaban con el pensamiento; el agua, relacionada con la fertilidad y la salud; la tierra, con el dinero; y el fuego, aquel asociado a la magia, la fuerza y la vida, por lo que se convirtió en su elemento más sagrado y llave universal.

 

 

El té, la bebida ligada a la espiritualidad y a la belleza

11.03.2014 19:45

Desde tiempos ancestrales, el es una bebida asociada al mundo oriental, a la espiritualidad y al budismo. En China se tiene documentación de su existencia desde al menos 2.000 años a.C., y en este país, como en la mayoría de los países orientales, no solo es un alimento habitual en la dieta diaria, sino que en torno a él hay todo un ritual de comportamiento, tanto a la hora de tomarlo en soledad, como compartido.

 

Filosofía del té.

Un escritor chino, Lu Yu, escribe el primer libro sobre el té en el que reconcilia en su preparación la filosofía zen y el taoísmo. Según ellos, al beber una taza de té armonizamos con el entorno y nuestro cuerpo y nuestra mente comulgan con todo el universo natural que les rodea. El té se convierte en planta que cura la mente y el cuerpo, y precisamente conseguir el equilibrio entre ambos es una de las ideas básicas de la medicina oriental.

Un poco de historia del té.

Cuando el mundo occidental descubre la cultura china de la mano de Marco Polo, se apasiona con el descubrimiento del té. Los primeros que pudieron disfrutarlo fueron los aristócratas, no siendo comercializado para todas las clases sociales hasta bastantes siglos después. En el siglo XIX, comenzó a ser en algunos países la bebida más popular frente a otros lugares donde preferían el chocolate o el café.

En esta preferencia europea por el té destaca Inglaterra. La reina Isabel funda la Compañía de las Indias Orientales y gobierna, de este modo, el comercio de Oriente con Occidente. En un principio se comercializó con té de China, pero cuando India comenzó a despuntar como colonia británica, se prueba con plantaciones en este territorio que, siendo exitosas, llegarán a desplazar con el tiempo a las chinas, al menos en producción. Sería el caso del té de Assam o el Darjeeling, naciendo las primeras compañías de prestigio, como Twining y Lipton.

Rusia y Oriente.

En Rusia, serán los mongoles los que den a conocer el té chino a la población. En este territorio también es especialmente aceptado, ya que el rudo clima incita a la apetencia de esta bebida caliente que, además, originalmente es consumido en unas grandes teteras especiales llamadas samovares que permiten mantener el calor mucho tiempo al ir completamente cerradas, siendo servido el té a través de un grifo.

En el resto de los continentes es también apreciado el té, sobre todo bastante común su consumo entre los países musulmanes, degustado caliente, azucarado y acompañado de especias o hierbas aromáticas, como el famoso té marroquí, servido con hojas de menta.

 

La ceremonia del té.

En Japón, la ceremonia del té se ha convertido en toda una peculiar filosofía de vida. Los requisitos para su bien hacer pueden aplicarse a cualquier acto en la vida que se quiera desempeñar bien: amor, destreza y perseverancia para el que prepara el té respecto a sus invitados quienes, a su vez, lo recibirán con gratitud.

El ritual de servir y compartir el té se convierte en un juego en el que la comunicación entre invitado y anfitrión raya la comunión espiritual consigo mismos entre sí y con el entorno que les rodea. El país obsesionado por la armonía y la perfección tiene en el té su aliado más exquisito.

No en vano cuenta con una larga lista de beneficios para la salud que aportarán a aquel que lo consuma una vida larga y una vida plena. Es conocido por muchos que los abuelitos que alcanzan en algunas regiones del mundo una longevidad desbordante, han consumido en su dieta un buen número diario de tazas de té, especialmente verde, el mayor rejuvenecedor conocido en toda la tierra.

Usos y propiedades medicinales.

El té previene el cáncer, corrige la hipertensión y ciertas afecciones cardiovasculares, controla el colesterol, refuerza el sistema inmunitario, alarga la vida, es rico en antioxidantes, previene las caries, frena los radicales libres responsables del envejecimiento, tonifica la mente, potencia la imaginación, combate el cansancio, estimula la circulación, protege contra el resfriado, embellece la piel, depura el organismo, facilita la digestión, y por si esto fuera poco, el té rojo es el mayor quemador de grasa que se conoce.

 

Colores y mezclas del té.

La planta del té es la misma en todo el mundo, dependiendo su color según el grado de fermentación alcanzado. El té verde es aquel que no es fermentado, sin proceso de oxidación. El té blanco es aquel obtenido de los brotes nuevos muy ligeramente fermentados. El más aclamado es el famoso Pai Mu Tan, de sabor y aroma delicados. El té rojo es un té verde húmedo fermentado y el té negro se obtiene dejándolo reposar en estancias húmedas para obtener la mayor fermentación, unas 4 ó 5 horas.

Verde, blanco, rojo o negro, frío o caliente, aromatizado o mezclado, el té se saborea despacio, dejando que reconcilie el universo externo con nuestro universo interior.

 

 

 

Elementos: 1 - 10 de 10

Artículos

Bienvenidos a mi web.

10.03.2014 19:06
Decidí crear este blog como lugar de encuentro donde poder compartir mi pasión por la palabra escrita. Ese mundo de mundos, como definía Cortázar a la literatura, se va expandiendo lentamente por los resquicios del tiempo que ocupa una vida, e igual que el humo, llega un momento en el que uno se da...

Mis libros

Esta lista está vacía.