El té, la bebida ligada a la espiritualidad y a la belleza

11.03.2014 19:45

Desde tiempos ancestrales, el es una bebida asociada al mundo oriental, a la espiritualidad y al budismo. En China se tiene documentación de su existencia desde al menos 2.000 años a.C., y en este país, como en la mayoría de los países orientales, no solo es un alimento habitual en la dieta diaria, sino que en torno a él hay todo un ritual de comportamiento, tanto a la hora de tomarlo en soledad, como compartido.

 

Filosofía del té.

Un escritor chino, Lu Yu, escribe el primer libro sobre el té en el que reconcilia en su preparación la filosofía zen y el taoísmo. Según ellos, al beber una taza de té armonizamos con el entorno y nuestro cuerpo y nuestra mente comulgan con todo el universo natural que les rodea. El té se convierte en planta que cura la mente y el cuerpo, y precisamente conseguir el equilibrio entre ambos es una de las ideas básicas de la medicina oriental.

Un poco de historia del té.

Cuando el mundo occidental descubre la cultura china de la mano de Marco Polo, se apasiona con el descubrimiento del té. Los primeros que pudieron disfrutarlo fueron los aristócratas, no siendo comercializado para todas las clases sociales hasta bastantes siglos después. En el siglo XIX, comenzó a ser en algunos países la bebida más popular frente a otros lugares donde preferían el chocolate o el café.

En esta preferencia europea por el té destaca Inglaterra. La reina Isabel funda la Compañía de las Indias Orientales y gobierna, de este modo, el comercio de Oriente con Occidente. En un principio se comercializó con té de China, pero cuando India comenzó a despuntar como colonia británica, se prueba con plantaciones en este territorio que, siendo exitosas, llegarán a desplazar con el tiempo a las chinas, al menos en producción. Sería el caso del té de Assam o el Darjeeling, naciendo las primeras compañías de prestigio, como Twining y Lipton.

Rusia y Oriente.

En Rusia, serán los mongoles los que den a conocer el té chino a la población. En este territorio también es especialmente aceptado, ya que el rudo clima incita a la apetencia de esta bebida caliente que, además, originalmente es consumido en unas grandes teteras especiales llamadas samovares que permiten mantener el calor mucho tiempo al ir completamente cerradas, siendo servido el té a través de un grifo.

En el resto de los continentes es también apreciado el té, sobre todo bastante común su consumo entre los países musulmanes, degustado caliente, azucarado y acompañado de especias o hierbas aromáticas, como el famoso té marroquí, servido con hojas de menta.

 

La ceremonia del té.

En Japón, la ceremonia del té se ha convertido en toda una peculiar filosofía de vida. Los requisitos para su bien hacer pueden aplicarse a cualquier acto en la vida que se quiera desempeñar bien: amor, destreza y perseverancia para el que prepara el té respecto a sus invitados quienes, a su vez, lo recibirán con gratitud.

El ritual de servir y compartir el té se convierte en un juego en el que la comunicación entre invitado y anfitrión raya la comunión espiritual consigo mismos entre sí y con el entorno que les rodea. El país obsesionado por la armonía y la perfección tiene en el té su aliado más exquisito.

No en vano cuenta con una larga lista de beneficios para la salud que aportarán a aquel que lo consuma una vida larga y una vida plena. Es conocido por muchos que los abuelitos que alcanzan en algunas regiones del mundo una longevidad desbordante, han consumido en su dieta un buen número diario de tazas de té, especialmente verde, el mayor rejuvenecedor conocido en toda la tierra.

Usos y propiedades medicinales.

El té previene el cáncer, corrige la hipertensión y ciertas afecciones cardiovasculares, controla el colesterol, refuerza el sistema inmunitario, alarga la vida, es rico en antioxidantes, previene las caries, frena los radicales libres responsables del envejecimiento, tonifica la mente, potencia la imaginación, combate el cansancio, estimula la circulación, protege contra el resfriado, embellece la piel, depura el organismo, facilita la digestión, y por si esto fuera poco, el té rojo es el mayor quemador de grasa que se conoce.

 

Colores y mezclas del té.

La planta del té es la misma en todo el mundo, dependiendo su color según el grado de fermentación alcanzado. El té verde es aquel que no es fermentado, sin proceso de oxidación. El té blanco es aquel obtenido de los brotes nuevos muy ligeramente fermentados. El más aclamado es el famoso Pai Mu Tan, de sabor y aroma delicados. El té rojo es un té verde húmedo fermentado y el té negro se obtiene dejándolo reposar en estancias húmedas para obtener la mayor fermentación, unas 4 ó 5 horas.

Verde, blanco, rojo o negro, frío o caliente, aromatizado o mezclado, el té se saborea despacio, dejando que reconcilie el universo externo con nuestro universo interior.